martes, 20 de abril de 2010

Los caviar no aman al Perú

En el Perú, existen tres tipos de ciudadanos.

El caviar.
El ciudadano de a pie.
El distraído.

El ciudadano caviar, habita en la urbe más cosmopolita de Lima. Miraflores, San Isidro, San Borja, Surco, etc. El ciudadano de a pie, transita en los conos de Lima. Los Olivos, SMP, San Juan de Miraflores, San Juan de Lurigancho, Puente Piedra, etc. El distraído habita porque debe pagar sus impuestos y su vida es una fusión de remedo y nostalgia.

Los caviar gustan de la vida social y anhelan aparecer en las páginas sociales del diario El Comercio u algún otro en la misma línea de Plus Tv.

Por el contrario, el ciudadano de a pie, transita por las calles de Lima desesperado por el endemoniado transito de las horas punta y con la lonchera sobre los hombros. Mucho de ellos son burócratas o trabajan en medianas empresas.

El distraído no forma parte de este relato.

Los caviar son en su mayoría, egresados de la PUCP. Para mí, gente muy culta que tienen el orgullo más grande que su compromiso social. El grueso de ellos, anhela trabajar en una gran corporación, dejar el país y vivir dignamente. No les interesa si se jode el país.

No es un delito. Debería serlo.

El ciudadano de a pie, estudia en las universidades nacionales y sobre sus hombros lleva una deuda pública por saldar. Se educan gracias al aporte de los contribuyentes y eso los acerca más al punto de la denominada "Conciencia Social". No es una regla, muchos de ellos olvidan la deuda contraída. De otro lado, resulta increíble que la polaridad haya tomado un matiz divisorio tan marcado. Los capitalistas y los que no lo son. Por ello inquieta que la clase caviar defienda los derechos de terroristas, delincuentes sindicalistas, asesinos seudoarrepentidos, etc. Los caviar deberían actuar para quienes menos tienen producto del capitalismo canibalístico.

Los caviar no tienen conciencia social.

Y es que ser caviar en el Perú, equivale a regalar sonrisas fingidas de tolerancia y consuelo.Ser caviar consiste en vestir elegante, sonreir frígidamente, beber tragos finos en copas relucientes y mostrarse indignados por la vulneración de los derechos humanos.

No todos merecen ser llamados humanos.

En realidad los caviar no aman el Perú, se aman a si mismos. Gustan sentirse admirados, aclamados, aman su vanidad. Así, Francisco Soberón, debe sentirse menos peruano que ninguno de nosotros. Este señor al igual que muchos otros caviar, dañan la imagen del país. No hay diferencia entre ellos y Laura Bozzo o Magaly Medina. Aunque, cada quien en su salsa.

En la rama de Derechos Humanos como en toda carrera profesional, existen los buenos abogados y los malos abogados. Los malos abogados dañan la imagen del país y son los responsables de que el Estado Peruano este lleno de juicios en la materia.

Las indenmizaciones le cuestan a todos los peruanos.

Los caviar deberían pagarlas de sus bolsillos. Espero que la sociedad no sea tan sensible si me atrevo a decir que los muertos ya no se educan ni se alimentan. Hay otro tipo de prioridades en la nación. Indenmizar deudos no debe ser una de ellas. En todo caso, las millonarias contribuciones que reciben los caviar deberían ser usadas como reparación.

No creo que accedan. El orgullo más inmediato a la vanidad de los caviar es la opulencia.

Si el país no es de su agrado y sólo ven sus defectos sin ayudar a encontrar aciertos, sería mejor que dejasen el país.

Aqui un tema para ellos.

Porque no se van - Los Prisioneros



http://www.youtube.com/watch?v=fGNpWBdnj8E&feature=related

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