miércoles, 3 de marzo de 2010

Libertad Sensorial.

La libertad es para mí, sinónimo de placer. Desde muy joven siempre me opuse a las formas rígidas y antiquísimas de educación que me fueron impuestas. Si hubiese podido elegir, habría elegido no levantarme temprano para ir a clases, dormir un poco más, elegir al maestro que me guste, escuchar clases al aire libre, jugar para aprender, escuchar para ver y ver para escuchar.

Si tan sólo hubiese podido elegir.

Hubiera hecho un tropo de mi vida. Habría aprendido a usar la sinestesia. Hubiera elegido la libertad de jugar con los sentidos. Habría renegado de mi condición católica.

Aún estoy a tiempo.

En libertad puedes navegar libremente en el campo de la duda, jugar a ser Dios, sentirte un mortal en pleno regocijo con el yo, jugar a ser tu mismo, fluir libremente en el universo y ser parte de él.

La libertad suele traer tribulaciones, pero el precio es pagadero para quienes están dispuestos a no dejar de aprender. En mi caso, quisiera reencarnarme mil veces tan sólo por el mero placer de regresar para continuar mi aprendizaje.

Durante mi existencia, he cometido errores; me he enamorado, he llorado, he herido y me han herido, he confiado y he aprendio a desconfiar, he sido humano y he jugado a sentirme divino.

He sido libre.

De todas las sensaciones humanas, es el amor de quien más he aprendido. Sus reglas son poco claras, sus fases en cosasiones perecederas, sus hábitos ambivalentes con la intensidad y, sus rastros, amorfos. Descubrí que mi forma natural de aprender es extremadamente sensorial. Me vivifico con cada experiencia y trato de disfrutar todas ellas ha viva voz y a fuerza corporal.

Por amor he sido libre, por amor he sido esclavo, por amor he vivido, por amor he capitulado.

Esta forma tan sensorial de aprender, me ha hecho detenerme en determinadas circunstancias a fin de tomar el tiempo necesario para aprender. Asi descubrí Claro de Luna de Beethoven. Gerardo, arquitecto él, me dijo algo que desconocía de esta melodía de Beethoven.

- Beethoven la compuso para una joven que era invidente. Ella le solicito que le explicará como era la luna y, él, en su afán por describírsela, lo hizo a nivel auditivo y compuso Claro de Luna. Se llama sinestesia - Me dijo.

Hasta entonces no sabía que se podía decodificar información en diferentes contextos sensoriales.

!Impresionante!

Claro de Luna para ustedes.






Aún ahora no dejo de aprender usando la música como estímulo.

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