jueves, 11 de febrero de 2010

El efecto Mozart


El momento de la creación, es único. Sobre mi escritorio tengo una botella de vino, las notas musicales son originales de Mozart y el ambiente es calmo, sin ningún tipo de sobresalto exterior más que el circundante. Siento mis emociones regodearse con el efecto relajante del vino, la exaltación de las notas musicales y el indómito placer de la escritura.

Elijo siempre las melodías de Mozart, debido a una razón muy sencilla. "En toda creación existe la muerte misma". Es así que antes de poder escribir, debo dejar atrás la sensatez, la verguenza, el miedo al fracaso. Mozart y sus Requiem, me ayudan a asesinar a los antes mencionados y permitirme el placer de oir para luego soñar, y luego soñar, para aprender. En el momento de creación, me transformo en una deidad.

Deliro.

Desde muy joven, la curiosidad alimentaba mis fantasías acerca de lo que podía encontrar detrás de una puerta o de un cajón con llave. Mi madre siempre atormentaba mis deseos de aprender al restringirme ciertas lecturas que atentaban contra la inocencia de mis años, la omisión de Dios, las de una adecuada formación sexual, entre otros.

Me alegro de no haberla escuchado.

Muchas de las cosas que aprendí, lo hice a hurtadillas. Siempre buscaba algo más que leer y aprender y, entre ellas, descubrí que la música clásica se torna taciturna para luego confabular con el alter ego - mi otro yo - que me hacia temible. Y, entonces, Mozart me invadía. Al escucharlo, entraba en un vacio existencial. La nada

La nada es el big bang de la creación.

Durante toda mi existencia, he padecido del síndrome voraz de la intelectualidad. Por ello leo de forma tan ansiosa, como si fuese el ultimo día de mi vida. La reunión de los conocimientos humanos en mi mente es algo que me produce un placer que en ocasiones llega a emular la satisfacción sexual.

Ese afán por aprender, por descubrir, por crear, me llevo a investigar acerca de la biografía de los grandes personajes de la historía mundial. El resultado me lleno de satisfacción.

Descrubrí que uno de los más prolíficos al momento de la melomanía era Hitler. Ensimismado y a solas en su búnquer, disfrutaba de las melodías de Wilhem Richard Wagner, compositor y dramaturgo alemán. Se dice que su música era lo único que calmaba al lider Nazi. Ese ambiente hizo de él un genio en las tácticas militares.

Finalmente entendí la razón del por qué algunas personas que gobiernan mentalmente sus actos, son mucho más fecundos en todos los aspectos de su vida.

Se aislan.

Ser un hombre dedicado a la lectura, me ha traído grandes satisfacciones y sacia mi necesidad de aprendizaje. Sin embargo, aún hay muchos temas que quisiera dominar mucho más. La música es uno de ellos. En esa búsqueda constante por aprender más acerca de dicho arte, descrubrí algunos géneros más que han marcado mi panamora musical entre ellos están: La música Celta, hindú, china, rusa, etc.

Creo que el efecto Mozart está presente en muchas manifestaciones artísticas como el que protagoniza el vocalista de la banda británica de Rock Alternativo, Coldplay, en su tema Politik.

El video es de un concierto realizado en el año 2003. En el citado video, el vocalista, Chris Martin protagoniza una especie de subyugación a los efectos de la música. Alrededor del minuto tres , la melodía pareciera que nos hiciera entrar en trance para que llegado al minuto cuatro , el delirio estalle por completo. El efecto de la melomania es tal que, Chris, se contornea al compás de la música con una expresión en su rostro que nos haría creer que se encuentra bajos los efectos de la droga.

Estoy convencido que aquellas actividades que nos producen placer, tienen el efecto de adicción que estímula nuestro cerebro a continuar. Los estudiosos lo denominan "vivificar el cerebro".

Véanlo ustedes mismos.


Y si el tamaño cuenta, pueden observarlo en mayor dimensión en la siguiente dirección de youtube.

http://www.youtube.com/watch?v=5MRTE1cJprM&feature=related

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