martes, 8 de noviembre de 2011

EL PRELUDIO DE UNA GRAN AGITACIÓN


Por estos tiempos el mundo anda agitado. El derrocamiento de líderes en el medio oriente que terminan incluso siendo sodomizados así lo demuestra. El movimiento de los indignados en New York que cada vez tiene mas eco en las demás ciudades del orbe, son también un claro ejemplo del camino que sigue el mundo hacia el desorden y el caos. Incluso los grupos de activistas hacker nunca cobraron tanta notoriedad como la tienen ahora ante esta nueva ola de descontento. Tal parece que todas las causas convergen en un solo sentir en todos los rincones del mundo.

La insatisfacción.

La pregunta que deberíamos hacernos entonces sería la siguiente: ¿No son todos estos sintomas acaso el preludio de algo apocalíptico?

A mi entender si lo son porque cuando la masa se mueve, las cosas se mueven con ella.

Sin embargo, debemos alertar que la masa se mueve de dos formas distintas y nada enlazadas entre sí. Una de ellas es la convicción y la otra la agitación. En la primera se ubican unos pocos ya que para ello se necesita un alto grado de conciencia de si mismo en el que las preguntas más básicas del existencialismo han sido respondidas o al menos meditadas con cierto grado de profundidad. En el segundo caso, gran parte de esa masa que se moviliza en protestas y derrocamientos sangrientos, ha sido o es alentada por intereses particulares que usan como excusa el interés colectivo. Para citar un ejemplo podríamos hablar del caso de Libia. Dudo mucho del gran sentimiento social que demuestran las naciones europeas hacia el pueblo libio al apoyar la caída del regimen de Gadafi. En realidad es una excusa para deshacerse del él y asegurar el abastecimiento de petróleo a Europa.

De cualquier forma podríamos asegurar que los movimientos de izquierda en el mundo son los responsables de agitar las masas para debilitar las democracias. Sin embargo es preciso alertar que los movimientos de derecha son en gran parte los responsables de tanto descontento. Los excesos de Wall Street, la crisis en Europa y los EEUU así como en Japón, ponen énfasis en este tiron de tapete en el que todos caemos, tanto los ciudadanos de a pie como los aristócratas y por supuesto aquellos que viven fuera del sistema.

El mundo camina hacia una gran crisis en el que la frustración es el gran motor y con ello vamos camino hacia la violencia. Siendo así, las protestas continuarán, el descontento caerá en desbordes y las guerras estallarán con tal magnitud que será imposible contener tantos puntos de agitación a la vez. La que parece más próxima es la pública obsesión de Israel contra Irán, apoyada por EEUU.

Teherán amenaza con usar toda su potencia militar en contra de Israel en caso de una operación similar en Libia por parte de la OTAN. Por supuesto que los "alineados" condenarán el ataque y argumentarán que la seguridad mundial esta en juego y que se debe actuar por el bien de la paz. Es fácil inferir entonces que luego de que el primer misil sea lanzado, vendrán muchos otros que sin importar una causa u otra no dejarán de surcar los aires.

Ante este escenario, vale la pena hacerse la segunda pregunta de rigor: ¿Es que acaso la humanidad no sabe que el usar armas de destrucción masiva acabaría con la vida del planeta y condenaríamos además a las demas generaciones a sufrir las consecuencias de tamaña necedad?

Inevitablemente lo sabemos.

Aqui la tercerca pregunta que me planteo: ¿Y por qué entonces no nos detemos?

Según mis propia experiencia, lo que evita detenernos es algo muy arraigado en nuestra naturaleza. "El Egoísmo".

¿Y por qué lo somos?

La base de la respuesta a esta pregunta es la autoconservación. Si usamos este criterio, avalamos los bombardeos en Libia por parte de la OTAN. Lo siguiente por tanto es más sencillo aún de descifrar. Europa decide bombardear terreno Libio por el instinto natural de autoconservación.

El viejo continente sin petróleo paralizaría su industria y con ello el motor de su sociedad. Bajo esta premisa, suena entendible que los EEUU mantenga una posición hegemónica en el mundo, somentiendo y expurgando a quien se oponen a sus intereses bajo ese mismo instinto de la autoconservación. De la misma forma, podemos justicar todo tipo de guerras pasadas, presentes y futuras.

Y una de mis últimas preguntas es: ¿Qué incentiva el instinto de autoconservación?

El temor.

Concluyo entonces que las sociedades, los bloques, las instituciones, los gobiernos, las personas mismas, temen. Todos tememos.Por lo pronto, es lo que puedo descifrar de todos los hechos que ocurren actualmente en el mundo.

Espero que estas líneas sirvan de reflexión.

Saludos,

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