martes, 27 de julio de 2010

Indenmizar Socialmente


Recuerdo los finales de la década de los 80´s como una de las de mayor desconsuelo social. El grueso de la población limeña era pobre. Nuestra familia no era ajena al asunto. Mi madre me negaba la salida porque no era seguro jugar en las calles a oscuras y, mucho menos aún con las repentinas incursiones a las casas. Veía a los militares pasar frente a mi puerta, siempre con fusiles en mano y desconfiando de todos. Desde aquel entonces ya contaba con un sentimiento de inquietud social. Me preocupaba la llegada de mis padres, especialmente la de mi madre. Ella llegaba más tarde por lo que yo siempre estaba atento a la puerta. A su rechinar de lata vieja.

Mis padres, ambos empleados públicos, gozaban de un sueldo paipérrimo que apenas nos pemitía subsistir. La crisis empeoraba con el paso del tiempo y el término "terruco" me generaba un odio innato y un repudio legítimo. Vivía en una constante situación de miedo. Temía que nos ocurriera algo. Mientras ayudaba a mi padre en la recolección de agua, oía ciertos murmullos de algunos vecinos, refieriendose a otro de quien decían formaba parte de la revolución armada. Un senderista a rajatabla.

Algunas veces lo ví a los ojos y me quedaba la impresión de ser un ciudadano más. Estaba equivocado. Recuerdo haber oído de mi padre que los militares lo asesinarón en la avenida más cercana al encontrarlos escondidos en la oscuridad de la noche y con actitud sospechosa. Luego de sus muerte surgieron muchos comentarios. Siempre intentaba fisgonerar entra la conversación de los adultos mas, siempre era alejado y enviado a mi cama.

Hoy cuento con 31 años y me resulta ofensivo e indigno que quien compartió la ideología de asesinar, destruir y aniquilar sin el mayor remordimiento actualmente esté libre. Como ciudadano me siento vulnerable, burlado.

La justicia en el país es una utopía.

Es verdad que existen muchos deudos victimas de los excesos de los militares, pero no creo que indenmizarlos económicamente sea la mejor vía para la solución social y política. Los recursos los generamos todos los peruanos y nos meten la mano al bolsillo cada vez que la dignísima corte de San José dicta sentencia. Las violaciones a los derechos humanos fueron cometidas por el gobierno de turno, no por los ciudadanos. En todo caso, en ambos bandos era una lucha ideológica política que se traslado al plano social y que se libró precisamente en este contexto, que es en donde todos los ciudadanos somos más vulnerables.

A mi juicio el terrorismo nació como producto de la insasticfacción social, del descontento de una cúpula de sediciosos con hambre de poder.

La responsabilidad es de todos.

Asi, todos tenemos una responsabilidad con los deudos por terrorismo. Y, estoy convencido de que de que ninguna manera se debe indenmizarlos económicamente. Nos compete a todos indenmizarlos socialmente.

Me atrevo a realizar algunas propuestas en mérito de la libertad de opinión y el conocimiento de mis derechos como ciudadano. A mi juicio el estado peruano debería instaurar programas de beneficios sociales para deudos que consistiría en:

Educar a los hijos de los deudos en nidos, colegios y universidades públicas sin costo alguno.
Brindarles asistencia gratuita en todos las dependencias hospitalarias de condición pública.
Gozar de una pensión mínima vital equivalente a un sueldo mínimo de forma vitalicia.

"Cuando veas a un mendigo no le regales un pescado, enséñale a pescar"

Se comete un error al indenmizarlos con sumas cuantiosas, eso sólo demuestra incapacidad y facilismo. Sé que faltan definir detalles en la mencionada propuesta sin embargo, mi juicio me indica que sería un buen inicio.

No hay comentarios: